LOS ANCESTROS DE LAS SILICONAS

LOS ANCESTROS DE LAS SILICONAS

LOS ANCESTROS DE LAS SILICONAS

Por Marcelo Bernstein

 Ante la popularidad de la que gozan las siliconas en la actualidad, tenemos que recordar que en el principio no fue el plástico sino la pura materia orgánica.
¿De qué estaban hechas las primeras prótesis?, ¿cuáles fueron los materiales que sirvieron para abultar las mamas pequeñas o la ausencia de mamas a lo largo de la historia? Veamos cómo evolucionó la cirugía plástica en este sentido, recorriendo algunos hitos históricos en relación a los implantes mamarios.

Todo comenzó con el doctor Czerny, quien en 1895 reseca un fibroadenoma (tumor mamario) y ocupa el espacio dejado por este con un lipoma (tumor benigno de grasa), que obtiene de otra parte del cuerpo de la paciente. La hazaña de rellenar ese vacío tuvo un resultado satisfactorio para la época.

En 1916, el doctor Wrede también usa grasa –en este caso, abdominal– para rellenar la mama, pero al cabo de pocos meses el relleno se reabsorbe. Aunque esta experiencia no alcanza buen resultado, abre la posibilidad de probar con diferentes tejidos como epiplon (tejido adiposo intestinal), grasa con piel y fascia (que es el tejido que recubre el músculo pectoral, de aspecto similar a la catáfila de la cebolla).

Como la materia orgánica no da resultados del todo aceptables, comienza a evaluarse la utilización de elementos aloplásticos en las prótesis. Primero se prueba con esferas de marfil y ébano; luego, en 1899, Gersuny utiliza inyecciones de parafina tibia que son rápidamente descartadas por las complicaciones que generan. Una de las ellas, tal vez la más seria, es la formación de parafinotas (cúmulos de parafina dispersos anárquicamente en el torso), que producen dolor y favorecen la infección y la ulceración.

Luego, se prueban elementos plásticos como el nylon, la espuma de poliuretano, el metacrilato, retinas acrílicas, poliuretano, ivalon, etc., con resultados poco satisfactorios.

Posteriormente, Conwey y González Ulloa inyectan silicona entre la glándula y el músculo pectoral. Otros cirujanos intentan replicar esta experiencia pero lo hacen inyectando la silicona a través del tejido mamario, con complicaciones gravísimas. Pese a ser perjudicial para la salud y estar desaconsejada, este tipo de práctica es común entre travestis, quienes en muchos casos se inyectan entre ellos para aumentar sus pechos poniendo en riesgo su vida.

Pese a los fracasos con diferentes tipos de materiales, la experimentación no cesa: en 1930 Schwarzmann utiliza esferas de vidrio como prótesis.
Hasta este momento nada parece servir para alcanzar "buenas formas". Los materiales que se prueban no logran buenos estándares estéticos y, en muchos casos, generan complicaciones como infecciones, fístulas y un porcentaje de rechazos muy elevado.

En 1965 T. Rees utiliza el primer material sintético en prótesis mamarias: la esponja de Ivalon. Pero recién en 1962 cambia la historia cuando los doctores Gerow y Cronin, de la Universidad de Baylon, presentan las prótesis de siliconas.

En 1970 se realizan los primeros implantes inflables, con bolsas expansivas de silicona de uso médico, sin costuras.

En 1975 aparecen las prótesis de dos luces, una rellena con silicona y otra con solución fisiológica (que puede regularse hasta alcanzar el tamaño deseado).

En 1981 irrumpen las prótesis envueltas en espuma de poliuretano, que cuentan con defensores y detractores. Hay quienes consideran que la cubierta de poliuretano se va deteriorando con el tiempo y las partículas que se desprenden pueden migrar peligrosamente hacia distintos órganos.

Con el correr de los años, aparecen prótesis mamarias de diferentes formas. Además de las clásicas redondas, se agregan las anatómicas y las en forma de gota. También se desarrollan diferentes perfiles –altos, bajos, moderados– que son los que dan proyección a la mama, más allá del volumen.

También hoy encontramos variedad en las texturas que envuelven las prótesis; las hay de superficie lisa y de superficie rugosa, estas últimas son conocidas como texturizadas. Las primeras son más apropiadas para ser colocadas detrás del músculo y las segundas suelen ubicarse detrás de la glándula mamaria.

Si bien este recorrido que expongo de las diferentes experiencias en implantes mamarios habla a las claras de desarrollo y evolución, aún en la actualidad, el cirujano plástico que coloca prótesis, un material extraño al organismo, debe estar preparado para afrontar posibles complicaciones y tratarlas en el momento justo. Y estas cuestiones debe explicitarlas a su paciente, quien evaluará el riesgo antes de ingresar al quirófano.

En este sentido, vale la pena recordar una información que circulaba a nivel de la opinión pública a principio de los años ’90. Se hablaba de que los implantes mamarios rellenos con gel de silicona eran cancerígenos y a causa de esto se suspendió su colocación. Años más tarde, cuando la F.D.A. (Food and Drug Administration, la división de Alimentos y Drogas del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos) y otros organismos de control internacionales determinaron que su presencia no era cancerigena, volvieron a utilizarse con tranquilidad.

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