El cirujano plástico, esa figura que empieza a ser habitual en los partos por cesárea

El cirujano plástico, esa figura que empieza a ser habitual en los partos por cesárea

Muchas mujeres, especialmente famosas, aprovechan para hacerse un retoque estético en el momento de dar a luz
Por Laura Reina  | LA NACION

Se pasean por las alfombras rojas espléndidas, sin rastros de ese embarazo que hace pocas semanas ha dado paso a su flamante maternidad. Genética, lactancia, comida sana y horas de entrenamiento dicen ser las causas de su envidiable figura a pocos días de dar a luz. Sin embargo, muchas celebridades omiten en la lista la palabra clave: abdominoplastia, un retoque estético que se realiza junto con la cesárea y que forma parte del mommy makeover, ese duro plan al que muchas mujeres se someten para lucir el abdomen chato y recuperar en tiempo récord el cuerpo que tenían antes del embarazo.
Son muchas las mujeres -modelos, cantantes y actrices, en su mayoría- que, además del obstetra, cuentan con la presencia de su cirujano plástico de confianza en ese momento tan trascendental para hacerse un pequeño retoque estético. Se rumoreó que lo hizo Shakira cuando dio a luz a Milan, el hijo que tuvo con el futbolista Gerard Piqué, y trascendió que lo había hecho Guillermina Valdés luego de dar a luz a Lorenzo Tinelli. Aunque la modelo salió a negarlo vía Twitter, donde comparte a diario sus sensaciones como madre por cuarta vez, el rumor bastó para que la polémica se instalara. ¿Es necesario someterse a ese procedimiento cuando lo importante es ocupase del bebe recién nacido? ¿Hasta dónde llega la obsesión y presión por verse perfectas frente al espejo a poco tiempo de dar a luz?
Lo cierto es que aunque parece algo nuevo y digno de las estrellas de Hollywood, muchos cirujanos plásticos reconocen que es una práctica que viene realizándose desde hace décadas y es mucho más habitual de lo que se cree entre las mujeres que acaban de ser madres. Como se trata de una intervención rápida, que dura 25 minutos como máximo, los especialistas aseguran que no interfiere con la vinculación entre la madre y el bebe recién nacido, y la recuperación es la misma que se tiene con la cesárea. Después del procedimiento, el resultado comienza a verse a los 30 días.
El doctor Marcelo Bernstein, jefe de Cirugía Plástica del hospital Ramón Carrillo, afirma que el procedimiento "es muy frecuente y se realiza en aquellas pacientes que tenían algo de flacidez antes de quedar embarazadas y que aprovechan la cesárea y la anestesia para quitar el excedente de piel- dice el médico, que además es artista plástico-. Una vez que termina la parte obstétrica, y mientras asean y revisan al bebe, se saca el exceso de grasa que la paciente tenía antes del embarazo, por eso para hacerlo yo tengo que conocer cómo era esa paciente antes, para saber cuánto sacar. Quitar de más puede ser peligroso".
De hecho, si durante la cesárea hubo una complicación, la cirugía no se hace. "Se realiza en cesáreas programadas, no en las que haya habido un trabajo de parto con sufrimiento fetal o en las que el líquido amniótico esté contaminado con deposiciones del bebe", aclara Bernstein.
Otros especialistas como Sergio Korzín directamente desaconsejan hacer los dos procedimientos juntos. "En principio, no lo aconsejo, no por lo riesgoso, sino porque lo hormonal que se desata con el parto hace que todo esté alterado y es probable que los resultados no sean los mejores. Como médico me resultaría muy difícil saber cuánto sacar de piel", reconoce.
Pero más allá de lo médico y lo estético, Korzín asegura que en ese momento hay que pensar en lo prioritario, que es el bebe. "Se le está sumando una complicación cuando la madre tiene que estar preocupada por su hijo -plantea-. Lo ideal para hacerse esta cirugía es dejar pasar seis meses para descansar el tejido y que la madre haya interrumpido la lactancia".
Acerca de los riesgos de hacer ambas intervenciones juntas, el doctor Diego Schavelzon, especialista en cirugía plástica y director B&S Centro de Excelencia en Cirugía Plástica, advierte que "no es lo ideal hacer las dos cirugías juntas porque hay mucho líquido producto del embarazo y eso aumenta las posibilidades de infección. De todas maneras, es una situación real, que se realiza hace muchos años, pero hoy tal vez más porque se quiere aprovechar el tiempo y reducir al máximo la espera para recuperar la figura".
Claro que no todas las mujeres que acaban de tener un bebe son candidatas a esta cirugía. "Es un procedimiento que se hace en personas flacas, pero con un poco de flacidez en el abdomen, y en embarazos controlados, donde el aumento de peso es el normal. No sirve si durante estos nueve meses la paciente engordó 30 kilos", aclara Bernstein.
Schavelzon afirma que para hacer el procedimiento, la mujer debe haber decidido no tener más hijos . Y claro, ser delgada. "Son las mejores candidatas. Hay muchas flacas que la necesitan porque la gimnasia y la dieta no arreglan todo. Hoy la vara está más alta para las mujeres. Y si la cirugía ayuda a sentirse mejor durante el posparto, ¿por qué no?".
Sin embargo, la directora de Embarazo Activo, Mariela Villar, señala que con gimnasia y un plan de alimentación adecuado, se vuelve a recuperar el cuerpo en unos meses: "Ya en el parto se pierden entre cinco y seis kilos. Pero es importante saber que todos los cambios son transitorios. Claro que una mujer se va a recuperar mucho más rápido si hace una dieta equilibrada y actividad física, que puede empezar a realizarse, previa alta médica, entre 40 o 45 días después del parto".
Para Villar, las presiones que sufren las mamás recientes en gran parte son de los medios y de famosas que tienen recuperaciones sorprendentes. "No se considera que ellas siempre fueron delgadas y además le dedican gran parte de su vida al cuidado personal, teniendo acceso a todo tipo de tratamientos. Hay que tratar contener a la mujer en este proceso tan lindo pero difícil sin sumar presiones."

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